El valor de la palabra
La vida de Fernando Buesa

22 de febrero de 2000

“Estos desalmados tuvieron que congregar todos sus odios porque era una fortaleza”.

José Ángel Cuerda

Buesa se empeñó en denunciar aquella situación de división social, de violencia y de inacción gubernamental. Sus intervenciones en la tribuna pusieron al descubierto las fallas de una estrategia suicida. En su persona se identificó la oposición a aquel ejecutivo que solo velaba por la mitad de la ciudadanía vasca. El 22 de febrero de 2000, a las 16,38 horas, una bomba acabó con su vida y con la del ertzaina que lo protegía, Jorge Díez. A partir de ahí se desató una semana de acontecimientos y decisiones, muchas de ellas incontroladas o no medidas en sus consecuencias. La división social se hizo todavía más patente, hasta acabar en aquella doble manifestación del sábado 26. Luego siguieron más muertes, y el proyecto de paz por resignación se consumió en el propio fuego del nacionalismo más extremista.

Un artefacto explosivo colocado por ETA en una furgoneta, en el Campus universitario alavés, acabó con la vida de Fernando Buesa y Jorge Díez Elorza. En la imagen, la portada de El Correo del día siguiente da cuenta del mortal atentado.

El joven ertzaina Jorge Díez solo llevaba unos pocos días protegiendo a Buesa. Su funeral se celebró en el pueblo de sus abuelos y de su infancia y juventud, San Vicente de Arana. (Foto: Familia Díez -Elorza y El Correo).

Javier Rojo, su colaborador desde finales de los setenta e íntimo amigo, fue el primero en llegar al lugar del crimen. (Foto: El Correo).

Dirigentes socialistas y populares, ciudadanos y autoridades políticas, se concentraron en la plaza de Correos la misma tarde noche del crimen. (Foto: El Correo).

Desde el primer momento fueron masivas las concentraciones en contra del atentado de ETA en Vitoria. El personaje formaba parte del escenario local y así lo sintió un sector importante de su ciudadanía. En la foto, la concentración de la mañana del miércoles 23 en la Plaza de España. (Foto: El Correo).

Una multitud acompañó al féretro de Fernando en su recorrido desde el Parlamento hasta la Catedral de la Inmaculada, donde se celebraría su funeral. Algunos gritos críticos con el lehendakari Ibarretxe derivaron en una reacción del PNV y en diversas decisiones responsables de la división social de los días siguientes. (Foto: El Correo).

El saludo de soslayo de Arzalluz a Benegas y su frialdad ante los compañeros de Buesa fueron gestos de notables consecuencias en los siguientes días. La tensión política entre los antaño socios de gobierno se desató. (Foto: Efe).

Un millar de personas en torno a Gesto por la Paz ocupó el espacio intermedio entre los dos bloques de manifestantes para denunciar la división que se estaba produciendo a la hora de mostrar el rechazo al terrorismo de ETA. (Foto: El Correo).

Los anteriores lehendakaris Garaikoetxea y Ardanza arroparon a Ibarretxe cuando el cortejo nacionalista y gubernamental llegó a las escalinatas de San Miguel, antes de que este pronunciara unas breves palabras. (Foto: El Correo).

Extracto del comunicado de ETA que reivindica el atentado contra Fernando Buesa y Jorge Díez.

La viuda e hijos de Fernando Buesa, junto con una multitud convocada por los partidos no nacionalistas, cerró la marcha de aquel sábado 26 de febrero tras la pancarta con el lema “¡Basta ya! ¡ETA no!”. (Foto: El Correo).

Un monolito en los Jardines de la Libertad recuerda el lugar donde se produjo el atentado mortal contra Fernando y Jorge. Cada año se celebra un acto de homenaje a esas dos víctimas de una pretensión política traducida en barbarie. (Foto: Fundación Fernando Buesa).